Pues resulta que la última del actual gobierno de Polonia, como ya casi todo el mundo sabe, es que se quieren cargar allí la serie de los Teletubbies porque sostienen que uno de los personajes, en concreto Tinky Winky, fomenta la homosexualidad (se supone que la masculina), entre los candorosos niños que ven el programa. A la defensora del menor no le gusta que lleve bolso, por muy mágico que sea. Supongo que el fundamentalista gobierno polaco preferiría que llevase un par de pistolas, o una cartera bien llena de dinero; o por lo menos que estuviera todo el rato escupiendo al suelo y soltando tacos.
Supongo que esto sucede en la misma televisión pública que en su momento, 1988, produjo la serie Decálogo de Krzysztof Kieślowski; todo un hito y una muestra del tipo de televisión absolutamente censurable y censurada en las democracias de hoy en día: cuestiona el sistema imperante, tiene una altísima calidad en todos los niveles, hace pensar... Como vemos, estos también están mejor ahora, como en Irak sin Saddam Hussein (salvando las distancias). Cuando leo o veo como se le cae la baba a la peña cuando habla de la caída del Muro de Berlín, que es casi como la Transición Española a escala planetaria, o sea, buena "per se", acabo echando de menos el Pacto de Varsovia (esto que acabo de escribir, es de una frivolidad descomunal, y los primeros que tenían que hablar son los de allí; pero es evidente que algunos muros se destruyen mientras que otros se hacen más altos, más largos y más firmes; entonces ¿para qué?)
Por cierto; la misma gente que señala con el dedo a Tinky Winky en Polonia es la que ha sacado el mayor número de votos en las últimas elecciones de por aquí. Y es que es muy bonita la abstención activa, pero la derechona siempre vota.