Mariano I el Hilarante
volvió a abrir la caja de los truenos, bien informado por su primo el sociólogo y animó a su grey, encabezada por Arias Cañete,
a desbarrar. Vaya por delante que la palabra inmigrante es un horror; como si una persona estuviera continuamente cambiando de país. La voz más adecuada sería inmigrada o inmigrado. Pero el problema de fondo es que ni siquiera cuando la gente habla de inmigrantes esta hablando de todos los que lo son. Quedan fuera los Erasmus, los profesores de inglés, los jubilados del Mediterráneo o de Canarias y los directores gerentes de empresas multinacionales. En definitiva, el fondo de la cuestión es el de siempre: los extranjeros ricos, son extranjeros y los extranjeros pobres, son emigrantes. Abundando en esta idea
incluyo un artículo de
Javier Ortiz sobre el tema.
En las imágenes, emigrantes que salieron de sus países buscando otras condiciones de vida
Y aún hay más cuestiones relativas a expresiones tendenciosas; por ejemplo, en esta conversación muy parecida a alguna que he tenido:
A - Este agosto en Madrid, con eso de las vacaciones, por la calle solo había americanos.
X - ¿Turistas?
A - No, emigrantes.
X - ¡Ah! SUDamericanos.
Pues yo no sabría precisar si eran sudamericanos o, por el contrario, cubanos, guatemaltecos panameños o mexicanos, pero a mi me enseñaron que América es una y Sudamérica empieza en Colombia. Lo de siempre: América y Sudamérica, Europa y Europa del Este, África y el Magreb...