Hace unos días salió en los medios una encuesta que había hecho Sigma Dos para la Universidad Complutense de Madrid, en la cual, más de la mitad de los españoles decían que el cine español era mediocre. Me viene a la memoria aquella encuesta en la que preguntaron cual era el compositor favorito de los españoles. El preferido entonces fue José Luis Perales. Por mi parte nada que objetar, para gustos están los colores, pero el caso es que el segundo era Luis Cobos (la única composición que conozco suya es Dancing in Paris, mediocre pieza eurodisco que cantaba su mujer, Angel, aquella de... "qué paasa, qué paasa, qué pasa, pasa, paasa ..."). Pues nada, en el país de Manuel de Falla, Quintero, León y Quiroga, Luis Eduardo Aute y Antonio Vega se acuerdan de Luis Cobos, chis...pun, chis...pun, chis...pun, chis...pun...Las encuestas son lo que son. Otro ejemplo parecido es aquella encuesta que situaba a Manolo Escobar entre los 5 músicos favoritos en Euskadi.
Sin embargo me parece que el caso del cine es diferente. Estoy absolutamente convencido de que la animadversión de los españoles hacia su cine está creada de manera sistemática por la industria audiovisual estadounidense y afines, propietaria directa o indirecta de casi todas las salas de cine de España (sí, esas que hicieron huelga la semana pasada). Según creo yo, solos o en compañía de otros, han promovido, entre otras ideas falsas, creencias como que las subvenciones son injustas, inútiles o desaprovechadas, que el cine español solo habla de la Guerra Civil, o simplemente que es muy malo y punto. Tres apreciaciones que se caen por su propio peso, pero que hemos leído y oído hasta la saciedad. Argumentos fácilmente rebatibles pero que sospechosamente están en todas partes. Ya se sabe aquello de que cuando una mentira se repite lo suficiente...
Sin embargo me parece que el caso del cine es diferente. Estoy absolutamente convencido de que la animadversión de los españoles hacia su cine está creada de manera sistemática por la industria audiovisual estadounidense y afines, propietaria directa o indirecta de casi todas las salas de cine de España (sí, esas que hicieron huelga la semana pasada). Según creo yo, solos o en compañía de otros, han promovido, entre otras ideas falsas, creencias como que las subvenciones son injustas, inútiles o desaprovechadas, que el cine español solo habla de la Guerra Civil, o simplemente que es muy malo y punto. Tres apreciaciones que se caen por su propio peso, pero que hemos leído y oído hasta la saciedad. Argumentos fácilmente rebatibles pero que sospechosamente están en todas partes. Ya se sabe aquello de que cuando una mentira se repite lo suficiente...
No habría que olvidar por ejemplo que cuando la gran Pilar Miró era Directora General de Cinematografía y planteó ir eliminando los doblajes al castellano de las películas estadounidenses, el vasto país le respondió que entonces se dejarían de vender zapatos españoles en EEUU. Que esto sirva de muestra para entender el estado de las cosas. Menos mal que queda la esperanza de pensar que con el cine puede pasar en España lo mismo que con la música o las series de TV; es decir: series españolas actualmente en el prime time y Madonna, en el puesto 22, primera entrada anglosajona en la lista de los discos más vendidos en 2006 .