El agosto pasado me di una vuelta por Madrid y aproveché para visitar una vez más el Reina Sofía. Expuesto al final de un pasillo, me llamó la atención un cuadro grande, no muy bien iluminado y que yo no conocía. Pensé que quizá fuese uno de esos cuadros de relleno que se ponen en las escaleras y en los accesos a las salas de los museos. Pero no podía ser; era una obra excepcional. Me acerqué para leer el nombre del autor: Ángeles Santos. La primera sorpresa, relativa, fue que se trataba de una mujer. Por lo visto, Maruja Mallo y María Blanchard no eran las únicas pintoras de vanguardia de la época. Lo que realmente me asombró fue comprobar que lo había pintado con 17 años. Increíble. Apunté rápido su nombre pensando "esto hay que investigar".Ayer empecé a escribir esta nota sobre Ángeles Santos. Llevo con la idea desde agosto, claro, y casualmente (aunque no es la primera vez que me pasa algo similar) me encuentro en El País de hoy un artículo sobre ella. Parece que me están mirando por un agujerito.








