sábado, 12 de abril de 2008

La lacra del cine

Público - ¿Le ve solución al eterno mal del cine español?
Mario Camus - No. La jodimos en 1941, por una ley absurda por la que permitimos a los norteamericanos estrenar películas dobladas. A partir de ahí, la guerra ya está perdida.

Esto de arriba es un extracto de la entrevista que sale hoy en el periódico Público a Mario Camus, a quien hacen un homenaje en Málaga. Odio con toda mi alma, mi corazón y mis entrañas el doblaje por razones de idioma. Dejando de lado el daño que hace a la industria cinematográfica española, entre otras cosas, eso que dicen de que en España se dobla bien es simplemente mentira:
Una película típica se rueda generalmente en un mínimo de 10 semanas. Si "Fargo", excepcionalmente se dobló en una semana ¿cuánto tiempo invertirán en las demás? por ejemplo, la parte de Cruella de Vil en "102 Dálmatas" se hizo en una tarde; por cierto, a la dobladora se le "rompió" la voz (son datos que no he podido certificar, pero estoy en ello).
La edad de las voces no se corresponde con la edad de los personajes en muchos de los casos o bien la simulación suele ser de vergüenza ajena (véase algunas películas con niño). O sencillamente no tienen nada que ver con la voz original (Clint Eastwood doblado por Constantino Romero).
La afectación y sobreactuación de los actores en muchos doblajes es sonrojante; convierten la frase "pero, yo te quiero" (6 sílabas) en "pe-e-ro-yo-te-e-quie-e-e-ero" (10 sílabas). Ríete tú de (la gran) Aurora Bautista en sus comienzos.
En la interpretación, la voz y la respiración, es decir, lo que se aniquila con el doblaje es, como mínimo, el cincuenta por ciento del trabajo. Meryl Streep no ha hecho su carrerón gracias a su belleza y a Bardem no le han dado el Óscar por la peluca.
Las traducciones son malas. Ejemplos que se me ocurren ahora: dónde se han ido los Teletubbies (serie Los Teletubbies), era un hombre muy innovativo (Zelig), lo vas a aprender de una jodida vez (cualquier película de machotes), etc.
Eso que les gusta tanto a los estadounidenses de los acentos, es decir, como cuidan la diferencia en el hablar entre uno de Illinois, otro de Louisiana y un tercero de California, desaparece en las versiones dobladas al español, salvo que el personaje sea alemán, ruso o francés, que entonces es para vomitar.
Habría más pero me canso.
Y no quiero ni pensar en las pelis que se doblan solo para vídeo o T.V. porque se han estrenado en los cines en versión original.