sábado, 15 de diciembre de 2007

Riéndome sólo

Una de las cosas que me matan de risa, tanto acompañado como sólo (sí, ya sé que reírse sólo es de "raros" ... pues seré raro) es, decía, caer en el significado literal de los dichos y frases hechas. Es decir: frases como no hay tu tía, armarse la marimorena o hacerse el sueco. Ahora mismo me estaba desternillando recordando y descubriendo muchas de ellas en la página de boca en boca de Carlos Rivera, en la que explica el origen de estas locuciones. Voy a citar dos de esta página web con las que me he reído a gusto:

Mandar a la porra
Antiguamente, en el ámbito militar, el soldado que ejecutaba el tambor mayor del regimiento llevaba un largo bastón, con el puño de plata y mucha parafernalia detrás, al que se llamaba "porra". Por lo general, este bastón era clavado en un lugar alejado del campamento y señalaba el lugar al que debía acudir el soldado que era castigado con arresto: "Vaya usted a la porra", le gritaba el oficial y el soldado, efectivamente, se dirigía a ese lugar y permanecía allí durante el tiempo que se mantenía el castigo. Posteriormente, fue cambiada la forma de castigo, pero la expresión mandar a la porra quedó en el uso del lenguaje del pueblo con un matiz netamente despectivo.

No hay tu tía
Expresión equivalente a decir: “no hay remedio”, “no hay solución”.
Inmiscuyéndonos en el significado correcto de los dos últimos términos de la frase lo obtendremos enseguida. En realidad la locución no es correcta, es una alteración del dicho “No hay tutía o atutía”, pues la tutía o atutía era considerada antiguamente como medicamento de gran virtud para las enfermedades oculares. De hecho, ya el antiguo DRAE decía: “Atutía: género medicinal del que se constata la existencia de varias especies. La verdadera se origina del hollín que se eleva del cobre cuando se funde y purifica. De ella provienen varios compuestos medicinales, y la que tiene más nombre en las farmacias es la “atuthia” preparada.