Cuando el avión comenzaba a descender para aterrizar en Berlín, lo que veía desde la ventanilla era un lugar muy ordenado. Esa fue la primera impresión al ver un montón de casitas, todas ellas en filas y columnas. Me pregunté si sería cierto ese tópico sobre el gusto alemán por el orden. En cualquier caso las grandes ciudades no suelen mostrar el carácter del propio país. Ni siquiera creo que un país pueda tener mas allá de un par de características que, en cierto modo, lo definan. De todas formas, Berlín con su accidentada historia reciente, difícilmente va a definir algo que no sea a sí misma y más estando aún en proceso de "reconstrucción".
Hay obras en todas partes. Bueno, como en cualquier otra ciudad, pero multiplicado por diez. Sacar una foto sin que se vea una grúa o un andamio es realmente difícil. La otra cara son las zonas tomadas por modernos y apabullantes edificios high-tech. Mucho, mucho dinero es lo que se ve. Y también se respira el
triunfo del capitalismo: ¡Mira, mira, qué lujo! ¡Qué suntuosidad! ¡Cuánto cristal, titanio, acero; qué de materiales que aún no tienen nombre! ¡Qué bonito lo estamos dejando todo! ...también esa
Parte que esos de antes la tenían tan manga por hombro...
Poco cunde el tiempo en una ciudad como Berlín. O, mejor dicho, ¿por qué no me habré quedado una semana más? Porque cundir, si cunde; y más cuando se viaja solo, pero, hay tanto para ver y para vivir... No será difícil volver. Eso sí, lo haré con una guía que no sea la mediocre y tendenciosa Guía Viva de Anaya, aunque, pensándolo bien, quizá ya no me haga falta ninguna.
Si alguien quiere ver fotos de Berlín el álbum lo tengo
aquí.