Esta mañana he vuelto a visitar el Museo Thyssen-Bornemisza, esta vez con la ampliación de la colección de Carmen Thyssen. Asombra la exposición en si misma, pero lo que más me ha impresionado siempre en las visitas que he hecho al museo es pensar que todo esto, semejante coleccion de maravillas de un valor digamos que incalculable y que rivalizaría con la de muchos museos nacionales, era de una sola persona.
Unos tanto y otros tan poco.