Nunca hay tiempo ni ocasión para hablar de todo lo que quiere uno. El resultado de esto es la lista de temas, personalidades y ocurrencias que van haciendo cola en alguna parte del cerebro durante meses y meses. Algunos se han aburrido y han acabado yéndose a la playa, pero otros resisten. Hoy por fin me acuerdo de Johnny Hartman.
Era un cantante de voz sobrenatural que no tuvo demasiada suerte. Desde luego no tuvo el éxito que merecía; aunque eso sí, es el protagonista junto con John Coltrane de, probablemente, uno de los mejores discos de jazz de todos los tiempos, John Coltrane and Johnny Hartman.
Era un cantante de voz sobrenatural que no tuvo demasiada suerte. Desde luego no tuvo el éxito que merecía; aunque eso sí, es el protagonista junto con John Coltrane de, probablemente, uno de los mejores discos de jazz de todos los tiempos, John Coltrane and Johnny Hartman.
Dicen que este "crooner" apareció en mal momento. El caso es que en los años 50 en los Estados Unidos no podían soportar que ni siquiera Nat King Cole, en aquel momento una mega-estrella, se hiciese arrumacos canoros en su show televisivo con cantantes blanquísimas como Peggy Lee o June Christy. De hecho le suspendieron el exitoso programa por falta de "sponsors". Así que Hartman, un cantante romántico afroamericano relativamente recién llegado, lo tenía muy duro con el racismo estructural de entonces. Además la competencia era también dura: aparte de Cole o Frank Sinatra, otros como Mel Tormé, Perry Como o Tony Bennett, si no me equivoco, ya se lo estaban comiendo todo en su terreno antes de que llegase el Rock & Roll, que no dejó títere con cabeza.
Pero ninguno de los cantantes de su época tenía esa asombrosa voz de barítono ni ese estilo sereno, sobrio e intimista; estilo que, a mi modo de ver, ha hecho que sus grabaciones hayan aguantado el tiempo mejor que las de los demás.