Acabo de ver en el periódico 20 minutos un vídeo de Youtube con un aparatoso accidente en un desfile de moda en Los Ángeles (EEUU). Una modelo, cegada por los focos y segura, supongo, de la integridad de la pasarela, cae en un agujero resultado de la fiereza de la actuación del rapero que le precedía. Por suerte, la caída no parece grave. Los accidentes ocurren en cualquier sitio y en cualquier esquina, eso sí, muchos son absolutamente previsibles, como éste; está claro que no se podía continuar el espectáculo con la pasarela en esas condiciones. Nadie hizo nada útil por evitarlo y se la dio. Sin embargo eso no es lo que me hace rechinar los dientes. En el vídeo se comprueba no solo el tamaño del agujero, era bastante difícil que pasase desapercibido, sino también como recalca el cámara su existencia, casi como avisando la que se avecina, y quizá deseando grabar a alguien partiéndose la cara, a ver si me dan un premio en Vídeos de primera. Y aún hay más. Tras ver en esta grabación el estropicio del bailarín y el batacazo de la modelo, podemos ver la repetición de la caída en un despreciable alarde de insensibilidad.
Esto me ha hecho recordar aquel día que por un accidente de tráfico, quedó nuestro autobús atascado en la caravana que se formó en la carretera, en ese cuello de botella de kilómetro y medio que es el paso de Herrera a Buenavista. Acabamos bajando del bus y haciendo a pie el resto del camino. Al llegar al punto donde había sido el accidente, entre la masa de gente que se había acercado a curiosear no eran pocos los que estaban sacando fotos del siniestro con sus teléfonos móviles.La cruel insensibilidad que se está instalando en nuestra sociedad no se ve tan solo en este tipo de accidentes. A menudo, veo a alguien contar a un grupo de amigos un problema sentimental, un apuro económico o una desgracia familiar, por poner varios ejemplos y la respuesta de este grupo no es muy distinta a la que se daría entre los tertulianos de cualquier programa de cotilleo de la televisión actual: Total falta de empatía, búsqueda de culpables y linchamiento moral. La obscena presencia en los medios de situaciones límite sin control ni análisis y fuera de contexto solo sirve para provocar la indiferencia mas cruel.
Esto me ha hecho recordar aquel día que por un accidente de tráfico, quedó nuestro autobús atascado en la caravana que se formó en la carretera, en ese cuello de botella de kilómetro y medio que es el paso de Herrera a Buenavista. Acabamos bajando del bus y haciendo a pie el resto del camino. Al llegar al punto donde había sido el accidente, entre la masa de gente que se había acercado a curiosear no eran pocos los que estaban sacando fotos del siniestro con sus teléfonos móviles.La cruel insensibilidad que se está instalando en nuestra sociedad no se ve tan solo en este tipo de accidentes. A menudo, veo a alguien contar a un grupo de amigos un problema sentimental, un apuro económico o una desgracia familiar, por poner varios ejemplos y la respuesta de este grupo no es muy distinta a la que se daría entre los tertulianos de cualquier programa de cotilleo de la televisión actual: Total falta de empatía, búsqueda de culpables y linchamiento moral. La obscena presencia en los medios de situaciones límite sin control ni análisis y fuera de contexto solo sirve para provocar la indiferencia mas cruel.