sábado, 29 de marzo de 2008

Córdoba, la discreta o el éxito de no morir

Está fatal comparar porque sí. Sin embargo no lo puedo evitar, porque aprovechando que me bajaba a Granada me acerqué un par de días a Córdoba, que tampoco conocía; aunque es mucho mejor hacerlo desde Sevilla, que tiene mejor acceso (por cierto: ¿cómo puede ser que Córdoba con sus 325.000 habitantes no tenga aeropuerto y Donosti con sus 185.000 y cuatro aeropuertos a 100 Km a la redonda si lo tenga? quizá es que por aquí sobra alguno de los cinco). Bueno, a lo que iba: que al ver las dos ciudades casi a la vez uno no puede evitar compararlas.
Granada, como decía en la anterior nota, debido a la inmensa fama de su dichosa Alhambra, en fechas como las pasadas, queda casi arruinada por las hordas salvajes. Córdoba, en cambio, que tiene el segundo centro urbano histórico más grande de Europa (y el mayor espacio urbano del mundo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), parece que soporta mejor esta plaga humana (con la excepción de la Mezquita, Alcázar y Judería, claro). Quizá por haber sido precisamente una ciudad con 2500 años de historia (o 7000 según se mire), por la cual han pasado casi todos y que sigue tan fresca.

Yo en la Mezquita, bastante destrozada por los cristianos, por cierto.

Es una pena, porque, sea por el trabajo o por otras circunstancias, estamos condenados a ver estos lugares precisamente en las fechas en las que se transforman en otra cosa. No sólo a los edificios, calles, fiestas y ruinas se debería prestar atención en una visita. Una ciudad es ella realmente los otros trescientos días en los que bulle de otra manera: la gente haciendo la compra en el mercado o en el súper, la vecindad sentada en los bancos de la plaza o en bares en los que dan el café en vaso...

Las fotos están aquí.