En la guerra, a los homicidas del bando perdedor se les llama verdugos, a los del ganador, héroes. Escasas veces se nos deja oír a esos verdugos, por eso, cuando hay una ocasión, hay que subir el volumen.
Lo siguiente es una demostración (más) de la estupidez de la guerra. El alemán Horst Rippert, antiguo aviador que luchó en la II G. M. cuenta como disparó en 1944 a un avión francés que acabó cayendo al mar:
"Fue después cuando supe que era Saint-Exupéry. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos".
En el quinto aniversario de la invasión de Irak por (el ejercito de) los Estados Unidos de América y sin olvidar todas esas otras guerras que no salen por la tele, grito:
"Fue después cuando supe que era Saint-Exupéry. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos".
En el quinto aniversario de la invasión de Irak por (el ejercito de) los Estados Unidos de América y sin olvidar todas esas otras guerras que no salen por la tele, grito: