Al principio me dio pena el miserable Javier Rodrigo de Santos, el ex teniente de alcalde palmesano del PP que, al parecer, se gastó más de ocho kilos de los de antes de dinero público en puticlubs, y me puso en guardia ver que la mayoría de los titulares de los periódicos incluían en su docena máxima de palabras el término homosexual o gay. Supongo que lo escandaloso es la malversación de fondos públicos; que haya sido en clubes de alterne tiene su coña, pero ya, que éstos sean para una u otra orientación sexual debería ser secundario. Parecía que iba a ser lo de siempre: si te gastas dinero público en "La Rosa" eres un "listo" y un machote, pero si lo haces en "Casa Alfredo" eres un puto maricón.
Días después, por lo que he leído no ha sido exactamente así. El político, por lo visto, es un integrista católico, con familia de cinco hijos, relacionado con los Kikos, protagonista de la cruzada contra la "inmoralidad" y se le supone dentro de la linea dura del partido y del turbio mundo del ladrillo. Con éstos mimbres, la prensa, lo que ha hecho ha sido subrayar la doble moral de la ultraderecha española y del Partido Popular en concreto, el cual, en un alarde de doblemente doble moral, riza el rizo y suspende de militancia a Rodrigo de Santos (el PP balear se confiesa "horrorizado"), mientras, Alfonso Ferrada, ex alcalde de Burriana e inputado por presunta prevaricación, malversación de fondos y cohecho podría ir al senado, consiguiendo con ello inmunidad parlamentaria.
Parece que todo esto es lo que hay, si no fuera por la supuesta drogadicción del sujeto comentada en las noticias un tanto "by the way". Creo que habría mucho que hablar sobre la relación de la clase política con las drogas, pero me temo que actualmente es un tabú entre los tabúes. La verdad es que no puedo evitar sentir cierta compasión por este pobre hombre, víctima y verdugo de una sociedad represora y de su draconiana norma.
Días después, por lo que he leído no ha sido exactamente así. El político, por lo visto, es un integrista católico, con familia de cinco hijos, relacionado con los Kikos, protagonista de la cruzada contra la "inmoralidad" y se le supone dentro de la linea dura del partido y del turbio mundo del ladrillo. Con éstos mimbres, la prensa, lo que ha hecho ha sido subrayar la doble moral de la ultraderecha española y del Partido Popular en concreto, el cual, en un alarde de doblemente doble moral, riza el rizo y suspende de militancia a Rodrigo de Santos (el PP balear se confiesa "horrorizado"), mientras, Alfonso Ferrada, ex alcalde de Burriana e inputado por presunta prevaricación, malversación de fondos y cohecho podría ir al senado, consiguiendo con ello inmunidad parlamentaria.
Parece que todo esto es lo que hay, si no fuera por la supuesta drogadicción del sujeto comentada en las noticias un tanto "by the way". Creo que habría mucho que hablar sobre la relación de la clase política con las drogas, pero me temo que actualmente es un tabú entre los tabúes. La verdad es que no puedo evitar sentir cierta compasión por este pobre hombre, víctima y verdugo de una sociedad represora y de su draconiana norma.